Hace más de 100 años una señora utilizaba un horno de leña para cocer unos riquísimos y originales roscos que amasaba en su casa, he aquí el origen de la historia de la Tahona. Sólo esa mujer conocía el secreto de ese peculiar dulce, y nunca reveló a nadie la mezcla de ingredientes.
Nunca, hasta que por circunstancias de la vida tuvo que emigrar a Valencia. Entonces hizo acreedora de su sabiduría pastelera a una vecina, que durante años continuó cociendo el mismo rosco, con el mismo sabor y en el mismo horno de siempre.
Un buen día la señora nos reveló tan preciado secreto, y así fue cómo esta receta legendaria ha pasado de generación en generación, con un solo conocedor.